
Me identifico con la figura del pintor que a partir de los géneros tradicionales de paisaje, bodegón o figura encuentra la forma de expresar su mundo personal.
Trabajo a partir de las emociones y la memoria.
La constante en todo mi trabajo, hasta ahora, ha sido la evocación de la fugacidad.
Los paisajes que me interesa representar siempre están en tránsito, doy más importancia a lo que no se muestra, pero se presiente.
Mis estudios de bodegón son evocaciones de lo cotidiano, en las que los objetos se desmaterializan en el espacio circundante.
Pintar una figura es un reto: hay que darle vida, hay que conseguir que la figura habite ese espacio. La figura debe tener resonancias con las que te sientas identificado. Por ello me gusta pensar en el juego que establezco con obras de otros artistas anteriores que me han servido de inspiración y que usaron ese mismo motivo.
Mi modo de expresión más directo y con el que más disfruto es el dibujo. Desafía mi capacidad de representar la realidad con el mínimo de recursos.